Entrevista exclusiva a Pedro Sánchez

La siguiente entrevista se desarrolló por Skype la madrugada del 24 al 25 de abril de 2020. El presidente, en pijama, me atendió subido al tejado del Palacio de La Moncloa.

Presidente, buenos días.

Mire, mire eso, ¿lo ve? Es el cielo de Madrid. Ni rastro de contaminación. Y se reían de mí cuando dije que iba a montar un ministerio de Transición Ecológica…

Diría que eso es consecuencia del confinamiento, presidente.

¡A los pingüinos les da igual por qué sea! ¡Ellos lo que quieren es vivir!

Pero en Madrid no hay pingüinos.

Deme dos meses.

Eh… Presidente, soy consciente de las enormes dimensiones de esta crisis, pero da la sensación de que hay una cierta desorganización en el Gobierno.

No es desorganización. Es thinking out of the box. ¿Ha visto usted Apolo 13, la de los astronautas que tuvieron que hacer un apaño en su nave usando una caja de clips y unos calzoncillos? Pues esto es igual, solo que no tenemos clips.

¿Por eso dicen una cosa por la mañana y otra por la tarde?

Exacto. Y no descarte que lleguemos a decir dos cosas distintas al mismo tiempo. Se llama oxímoron y lo inventaron los griegos, pueblo al que mando un afectuoso saludo.

¿Y no le preocupa que esos oxímoron puedan generar desconcierto entre la población?

A Heráclito le decían lo mismo y ahora entra para selectividad.

Entiendo. Presidente, a mucha gente le inquieta que, con la excusa de combatir las fake news, degraden ustedes la libertad de expresión.

¿Cómo voy a hacer eso? ¿Tú has visto esta sonrisa? ¿Te parece que alguien con estos hoyuelos haría algo así?

Pero el jefe del Estado Mayor de la Guardia Civil dijo que…

Se lio, ¿vale?¿Cuántas veces tenemos que decirlo? Culpa nuestra, por darle un micrófono a un guardia civil. Como habrá viso, ya no le dejamos hablar. Ahí lo tiene: autocrítica.

¿Y si yo digo, por ejemplo, que el gobierno está gestionando mal la crisis?

Fake news y a la cárcel.

¡¿Por qué?!

Porque eso es un bulo. La libertad de expresión tiene unos límites, ¿sabe usted?

Presidente, eso se parece mucho a la censura.

Pero ¿qué coño os pasa? ¡Intento salvaros la puta vida! A veces pienso que debería hacer como el primer ministro sueco y dejar que os muráis por las calles.

Marlaska dijo hace un par de semanas que el Gobierno no tenía por qué arrepentirse de nada.

¿Qué quieres que te diga? Si me dieran un céntimo cada vez que ese hombre me hace pasar vergüenza, ahora tendría una casa como la de Pablo. Es un sobrado. Cuando metió en la cárcel a Otegi le leyó sus cargos en endecasílabos.

¿Entonces por qué le llamó usted para ministro?

Porque necesitaba un gobierno multicultural y multiétnico, como el de Trudeau. O como Los Vengadores. ¿Por qué crees, si no, que llamé al astronauta? ¡Color, muchacho! ¡El color lo es todo en comunicación política!

Hablando de comunicación política, ¿qué es de Iván Redondo?

¿Quién?

Iván Redondo. Ya sabe, su jefe de gabinete.

¡Ah, ese Iván Redondo!

Ha pasado de estar en todas partes, incluso en su toma de posesión, a desaparecer por completo.

Verá, es una situación complicada. Estaba poniéndose pelo en Turquía cuando declaré el estado de alarma.

¿Y sigue allí?

Sí, se lo hemos dado a la mafia turca a cambio de cuatro millones de mascarillas. Sé que suena duro, pero Iván jamás había tenido un pelo tan bonito. Lo bueno es que sigue creciendo después de muerto, ¿sabía eso?

Sí.

En fin, muchacho, estoy disfrutando mucho de esta conversación, pero tengo un país que salvar. Un país, quiero dejarlo claro, formado por muchas nacionalidades distintas cada unas de las cuales aporta al conjunto su enriquecedora cultura.

Eh… Vale, presidente, gracias por su tiempo.


Créditos de la imagen: Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa