Cuento inédito de Jorge Luis Borges

Un manuscrito recién hallado en el bonaerense mercado de San Isidro revela una obra desconocida y hasta ahora inédita del maestro Jorge Luis Borges. Aunque el breve relato es en sí admirable, lo más portentoso es su coincidencia con sucesos recientes de la política española.

Estudiosos de la obra del genio argentino han defendido que Borges inaugura en este cuento el anacronismo adelantado, atribuyendo al pasado hechos para los que quedaban aún 90 años. Se reproduce aquí con sus erratas originales, quién sabe si deliberadas.

Los dos Pedro Sánchez

Como todo hombre de buen gusto, Pedro Sánchez abominaba de la incoherencia. Quienes sugieren que fue contradictorio, calumnian su memoria. No es que dijera que no a la coalición progresista y luego que sí; lo cierto es que hubo dos Pedros distintos encarnados en un mismo cuerpo: el del no y el del sí.

«Mi propósito es meramente asombroso», me escribió desde Madrid aquel mismo otoño. El método que imaginó era sencillo. Debía desprenderse del hombre que garantizó que «no es no» y transformarse en el del «sí es sí». No es que cambiase de opinión, lo cual sería indigno de un hombre coherente como él; la opinión se mantuvo, cambió el Pedro.

«Mi empresa no es difícil», leo en otro lugar de la carta. «Me basta ser dos Pedros distintos, consecutivos, para llevarla a cabo».

¿Pero es que nadie se percató de ello? se preguntará nuestro lector. Conviene aclarar que el relato, para Pedro, era padre de la verdad. La idea es asombrosa. La verdad histórica, para él, no era lo que sucedió, sino lo que juzgamos que sucedió. «¡Hemos ganado las elecciones por tercera vez veces este año!», clamó la noche electoral.

Es vívido el contraste entre el Pedro del no —arcaizante, afectado, «no dormiría tranquilo»— con el desenfado del Pedro del sí —«esta es una firma ilusionante e importante»—. Se hace aquí evidente la existencia no simultanea de los dos Pedros como dos personas distintas que nunca coexistieron.

Pedro resolvió adelantarse a la vanidad que aguarda todas las fatigas del hombre; acometió una empresa complejísima y de antemano fútil. Dedicó sus escrúpulos y vigilias a ser otro hombre con ideas opuestas al anterior. Pedro Sánchez (acaso sin quererlo) enriqueció mediante una técnica nueva —la consecución de dos personas diferentes en un mismo cuerpo— el rudimentario arte de la política.

Nimes, 1939