Idea para un cuento franquista

Empezamos en el Valle de los Caídos, en plena exhumación. Aquello está lleno de periodistas y gente del espectáculo. Ana Rosa y Susana Griso han trasladado hasta allí sus sofás y Pablo Motos ha mandado a las hormigas. También hay chiringuitos con merchandising fascista, camisetas de Arriba España y una action figure de Franco a escala Barbie.

Todo el mundo aguanta la respiración cuando una grúa alza la losa de dos mil kilos. Iker Jiménez, que también pulula por allí con un espectrómetro que registra fluctuaciones del ectoplasma, mira a cámara y dice no sé qué arcano. Junto a la fosa, varios operarios ponen los brazos en jarra, miran al agujero, se encogen de hombros. Nadie sabe muy bien qué está pasando.

Excavaciones Reconciliadoras, la UTE encargada de la exhumación, convoca una rueda de prensa. El ingeniero responsable pide silencio a los periodistas y luego admite que Franco no estaba en la tumba. Cunde el desconcierto. ¿Dónde está?, ¿quién se lo ha llevado?

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