Podemos y el comité de la verdad

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Propone Pablo Echenique etiquetar los informativos en función de su calidad. Aclara, eso sí, que no lo haría él mismo, ni siquiera Monedero, sino un comité independiente.

La propuesta parece inspirarse en aquellos rombos de nuestra infancia que alertaban de la presencia de vello púbico y/o muerte violenta. Es de suponer que, por coherencia geométrica, los de Podemos se inclinarían por los círculos: uno para la mentira tolerable, dos para Intereconomía y aledaños. Así, los espectadores con menor capacidad crítica estarían siempre alertados del nivel de toxicidad al que se exponen.

La idea es teóricamente impecable, pero me temo que su implementación generaría revuelo. Porque, ¿cómo seleccionar a ese comité independiente, esa Patrulla X del rigor? Al fin y al cabo, cada cual tiene sus filias, sus fobias y sus sesgos. Hay quien ama la libertad y la solidaridad, pero luego odia el arte. O los niños. O los animales. Hay quien posee un criterio periodístico impecable, pero le pirran los gatos con patinete por vaya usted a saber qué trauma infante. Hay quien es bueno y generoso pero considera que matar un toro es cultura y quien, siendo también bueno y generoso, lo considera un crimen y una vergüenza.

Bien es cierto que este problema desaparecería si se alternase diariamente la composición del comité. Bastaría con sacarlo a sorteo de forma aleatoria, como se hace con los jurados populares (al menos en las películas). Que cuando esté usted en su casa, o en el gimnasio, o en el paquistaní de la esquina comprando rúcula, le llame un funcionario y le diga que tiene media hora para plantarse en la delegación del Gobierno. Que le ha tocado a usted visionar la actualidad del día y aportar su granito de arena a la verdad oficial.

-Pero es que tengo que ir a buscar a la cría al colegio.

-Pues me llama usted a su suegra. El compromiso con la veracidad es lo primero.

El auténtico problema, lo que no parece haber contemplado Echenique, es qué ocurrirá cuando gobierne el PP. Ya sabemos que el concepto de la realidad que manejan los populares no coincide exactamente con el de Podemos ni, en general, con el de las personas cuerdas. ¿Qué ocurrirá entonces? ¿De dónde sacará el PP a ese comité independiente? ¿Y cómo reaccionará la oposición?

-Abrir el Telediario con un gato en patinete no nos parece pertinente –diría Pablo Iglesias desde la tribuna-. Sobre todo teniendo en cuenta que ayer hubo diez desahucios en nuestro país.

-¿Pero anda o no anda el gato en patinete? –respondería Alfonso Alonso ante el aplauso unánime de la bancada popular-. Y no me negará usted, señor Iglesias, el hecho noticiable de tal prodigio.

Vistas las complicaciones, quizá sea mejor invertir en educación con la esperanza de que, algún día, todo el mundo sea capaz de distinguir la información de los patinetes.

10 comentarios

  • Invertir en educación, dice el tío. Qué gracia tiés, jodío!

  • Etiquetar en función de su calidad. Y claro, el comite «imparcial» sería designado imparcialmente por él. Entonces quizá los noticieros bolivarianos serían cinco estrellas, por poner un símil hotelero, y no sé, el Washington Post una estrella y oxidada, porque es un panfleto que extiende esa peste que es el capitalismo. Y a partir de ahí, en nuestra patria que cada uno sacase sus consecuencias a la hora de definir una línea editorial.

    Dices que la idea es teóricamente impecable. No, más bien es una teórica cochambre, porque supone, como en el fondo todo lo izquierdo antes o después, que la gente es en el fondo bastante tonta y tendente al vicio del capitalismo, para lo cual necesita a unos ángeles guardianes del Estado, pagados por todos, que nos salven de nuestras pecaminosas inclinaciones. Y para ello qué mejor que una censura (perdón , llamémoslo de otra forma), que nos guíe por la senda del Chavismo, el estatalismo moderno y las asambleas revolucionarias. Soluciones que , según los informativos cinco estrellas que veremos, han traído riqueza y bienestar a todas las naciones que históricamente han tenido el acierto de abrazar.

    Qué difícil de entender es la democracia para algunos.

    • Hombre Equelecuá, no es necesario llevar el péndulo tan al otro lado para ponderar la bondad o maldad de la propuesta. De esa izquierda cochambrosa de la que te quejas, pasas al mundo de los unicornios lleno de ciudadanos libres y bien informados que saben distinguir entre el bien y el mal.
      Y eso, querido Equelecuá, es una concepción tan cochambrosa como la del hombre de paja estalinista al que le atizas.
      Igual que hay gente tóxica en la vida que emponzoña las relaciones humanas, hay gente tóxica con micrófono/teclado que, ayudados exponencialmente por la tecnología, emponzoñan y de qué manera las relaciones sociales. Y pueden ser de derechas o de izquierdas; pero tienen en común una cosa, que son tóxicos. Sí, ya sé que todo es relativo y postmoderno, pero tódos tenemos en mente ejemplos de ambos tipos y no tenemos ninguna duda al respecto.
      Todos conocemos en nuestros entornos familiares y sociales a gente afectada por estos agentes tóxicos que, amparados por la libertad de expresión, se dedican al antiguo oficio de sembrar cizaña en los campos y descargar en las ondas y las redes su vinagre mental a saber de qué vino procedente.
      La educación es el antídoto para todo esto, claro. Pero mientras llega y no, igual habría que hacer algo más que suponer que vivimos en un mundo ideal al que hay unos cuantos izquierdosos que quieren meterle mano…

    • Osea que Standards & Poor’s son, en realidad, unos chavistas bolivarianos que se creen que todos los inversores mundiales son tontos y por ello, cuáles ángeles de la guarda, se dedican a clasificar la calidad de la deuda de los países.

      ¿O tal vez tus objeciones se funden en que la calificación provenga de una entidad nombrada por un parlamento electo, en lugar de por unas empresas privadas (y privilegiadas) a quien no ha elegido nadie?

      Que difícil de entender es el concepto de democracia de algunos.

  • Propongo eliminar también los Comités de la Verdad que se dedican a pregonar las bondades o maldades de los alimentos, si un edificio es seguro o no y si un niño de seis años puede entrar a una sala de cine porno para ver cómo sodomizan a un enano con el puño. ¡Dónde iremos a parar! ¿Hasta cuándo este control de la burocracia?

  • Cierto, pero es mucho más complejo de lo que parece.
    Si el comité fuera de composición fija, puede que acabara vendiéndose al mejor postor (aquí he de decir que esta entrada me ha recordado mucho al libro 1984); pero, aún en caso de que se alternase diariamente su composición y de forma aleatoria, ¿cómo saber si me puedo fiar del criterio de ese grupo de personas?
    A lo que me refiero es: aunque ningún partido escoja a dedo a los integrantes, si se cambian diariamente y de forma aleatoria, es muy probable que un día coincida gente con la misma mentalidad política. Con esto, podríamos tener informativos que de un día al siguiente cambian completamente su etiquetado de calidad.
    Yo creo que puede ser una buena idea como dice Echenique. Siempre conociendo a los integrantes y si estos no se acaban corrompiendo.
    También se me ocurre que sería interesante que este comité fuera escogido por los partidos que no están gobernando en el momento, y que ninguno de los miembros del comité pudiera pertenecer a ningún partido político.

  • Pues a mi me parece una idea seminal valiosa. Si consideramos calidad con unos parámetros acordados entre todos independientemente de la opinión, se puede hacer.
    Sería algo así como, cantidad de tiempo dedicada a x tema. Certeza de las afirmaciones, completitud de la información (no dejar fuera de noticias a qué partido pertenecen los imputados, por ejemplo) uso de gráficos aceptables (que le pregunten a malaprensa por esto).
    Otra cuestión sería que usar el tiempo para dar opinión en vez de información siempre baja la calidad.
    Un porcentaje de noticias científicas también sería interesante.
    Que no digo que lo que propone sea perfecto, digo que hay de dónde sacar.

  • El eterno dilema; «tutelar» o «selección natural a lo rey león».
    Ahí la ciencia lo tiene claro. La memoria histórica (es decir, el puto Perez Reberte) nos lo confirma una y otra vez. Pero, son de esas contradicciones que tiene el homo sapiens, qué supongo, por un efecto homeopático, en el que alguna molécula del homo neanderthalensis nos quedó de poso en el ADN y… pues eso, nos dotó de eso que algunos llaman empatía, romanticismo evolutivo y cosas así y, eso, volvemos a caer en lo mismo una y otra vez.

  • Has deformado un poco el tema para que parezca una medida atroz cuando lo bueno o malo estaría en los detalles.

    Un criterio de duración de las intervenciones de cada partido es una de las cosas que se hace en muchos países. O rebajar la puntuación a aquellos informativos que son condenados por un juez por manipular la información (imágenes de una manifestación griega en una noticia sobre España, por ejemplo).

    Y ya de paso que ciertos informativos, pues eso, informen. Cada día se están conviertiendo más en creadores de opinión y menos en informantes. Que dejen las opiniones para los espectadores. Conste que esto último es lo más subjetivo.

    No sé, a mí no me parece descabellado.

  • ¿Que tal si hacemos un ejercicio básico -muy básico- de apertura de mente?
    La Federeación de Asociaciones de Periodistas tiene un Comité Deontológico cuya función es emitir informes y calificar actuaciones periodísticas. En casi todos los países europeos hay un consejo audiovisual que tiene atribuidas esas funciones. A nivel autonómico tenemos los comité audiovisuales de Andalucía y Catalunya (sin competencias estatales, claro). Existen comités éticos y deontológicos de todo tipo y en muchísimos ámbitos, que emiten informes y califican la calidad de las actuaciones. Algunos de esos informes tienen carácter regulatorio o vinculante, otros simplemente informativo, pero muy útiles para acompañar resoluciones judiciales. Los comités existen en todos los países civilizados.
    ¿Dónde está lo poco razonable de la propuesta de Echenique?
    Aceptamos y nos tragamos (y pagamos) la calificación de la deuda por parte de entidades extranjeras que ni siquiera han sido democráticamente elegidas allí, y nos rasgamos las vestiduras porque un comité informe acerca de la calidad de las informaciones de nuestras televisiones….en fin

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