Si hay un órgano del que todos nos fiamos, es el cerebro. No tenemos más remedio, dirá usted, y razón no le falta. El problema es que el cerebro no siempre tiene razón. A veces se equivoca y ve cosas donde no las hay. A eso se le llama sesgo, y los hay de muchos tipos.
Uno de los más célebres es la llamada falacia de validación personal, que explica el alto índice de acuerdo que mostramos todos cuando se analiza nuestra personalidad con afirmaciones vagas y positivas.
En eso la psicología es tajante: usted, yo y hasta Charles Manson nos vemos reflejados en vaguedades como «necesita que le quieran» o «es crítico consigo mismo». Este error de percepción es la piedra angular de las llamadas artes adivinatorias, desde el tarot a la grafología o los departamentos de recursos humanos.
Otro de los sesgos más comunes es el de la causa falsa. Post hoc, ergo propter hoc, que dijo un romano. O sea: «después de esto, por tanto, a consecuencia de esto». Experimentamos algo y decidimos, a veces sin razón, que es consecuencia de un hecho anterior solo porque ha ocurrido después de aquel. Por ejemplo: un familiar enferma, rezas con fuerza y el familiar se cura. Alabado sea el Señor.
El artículo completo, en eldiario.es.
2 comentarios
inzitan
«Post hoc, ergo propter hoc», teniendo en cuenta que los romanos realmente ilustrados hablaban griego (a escondidas), yo difiero de la traducción del latín, realmente significa; -«Si hay pop no hay stop», o algo así, depende del contexto, por ejemplo, cuando defenestraban a un tracio, un galo o cualquier esclavo en ciernes, siempre acaban diciendo la dichosa frase.
En cuanto a lo del sesgo. Yo soy de los que cree, que lo que publican los medios en ningún caso, a sabiendas, pretenden dejar de informar o desinformar, es más, estoy tan convencido de ello, qué, hablando del caso Botín, diría que simple y llanamente lo consideraron una noticia, como diría, con poco punch… todo el mundo sabe que los banqueros roban, qué tiene de noticia publicarlo en portada, o ya puestos, obviarlo. En cambio, poner a Cristiano dándole una palmada con el pie a un adversario ya no.
No veas brujas donde no las hay… y más ahora que estás «de nuevo» en La Pública.
magdaleno
aún recuerdo los tiempos en los que uno venía aquí a reírse…