Todos sabemos que la derecha gestiona mejor. Que son más serios y más responsables. Que les cuadran las cuentas, no como a la izquierda, porque ellos están a lo que hay que estar, a los haberes y a los deberes, al Excel, en vez de los derechos de los gays y a las fosas comunes.
Por eso, cuando las cosas se ponen cuesta arriba (o cuesta abajo hacia al abismo), tanta gente se dice ¡qué cojones! y acaba votando a la derecha. Esa gente, que, al parecer, no es ni de izquierdas ni de derechas (ni de UPyD) les vota a sabiendas del precio. Y el precio siempre es el mismo.
Uno: aumento de la precariedad. Con la derecha el que no trabaja es porque no quiere. Otra cosa es cobrar. Y vivir.
Dos: desmantelamiento de lo público. Como todo el mundo sabe, si una empresa pública va bien, hay que privatizarla inmediatamente, mientras que si va mal, hay que privatizarla inmediatamente.
Tres: machismo institucional. Las mujeres deben tener exactamente los mismos derechos y obligaciones que los hombres; por tanto, mientras los tíos no abortemos, aquí no aborta nadie.
Cuatro: soberbia. Algunos de vosotros quizá no comprendáis plenamente estas medidas. Os jodéis. Y no se aceptan preguntas.
Cinco: cristiana resignación. Sabemos que lo pasaréis mal, pero peor lo pasó Jesús y no fue por ahí quejándose en Twitter ni rodeando instituciones públicas.
El texto completo, en eldiario.es.
5 comentarios
David
«Dos: desmantelamiento de lo público. Como todo el mundo sabe, si una empresa pública va bien, hay que privatizarla inmediatamente, mientras que si va mal, hay que privatizarla inmediatamente.»
Has perdido un «nacionalizarla»!
Pablo Iglesidas
Y esta mierda de plantilla?
Has perdido a un anticasta.
Gurú Z.
¿Qué hemos hecho mal como para merecernos Sábado sensacional?
Nónimo
Permíteme que te diga que no me gusta el nuevo aspecto de tu blog. He tenido que dedicar un momento más largo de lo que esperaba a orientarme para poder asegurarme de que no me he perdido ninguna entrada anterior a ésta.
Sé que probablemente mi opinión te la traiga al pairo, así que en vez de opiniones y sentimientos iré a los duros hechos: el nuevo diseño se parece demasiado a los colores corporativos de Rodilla. Y ya sabes cómo hacen la masa de sus bocadillos.
Recibe un afectuoso saludo de alguien que te lee desde antes de lo de Madeleine.
Jose A. Pérez
Una vez entré en un Rodilla. Salí corriendo inmediatamente, lo que explica, sin duda, que no recuerde sus colores corporativos.
La confusión de la home es deliberada por parte del diseñador. Me dijo: «en serio, cuanto menos lean, mejor». Ma pareció un razonamiento impecable.