Delirio español

Poderes fácticos enterrando la Transición

Si uno de cada cinco españoles vive bajo los umbrales de la pobreza será que tenemos los umbrales demasiado altos. Esas cosas, ya se sabe, se tiene que ir modulando, adaptando al contexto. Baje usted los umbrales y ya verá la cantidad de pobres que nos ahorramos de un plumazo. Y en dos meses, otra vez postulándonos para el G-7, como no hace tanto, ¿se acuerda usted?

Lo mismo con la malnutrición infantil. ¿Cómo puede ser que ahora tengamos a las criaturas malnutridas si hace dos días andábamos todos escandalizados por lo gordos que se nos estaban poniendo? Que nos quejábamos, se lo recuerdo, de que ni por la puerta nos cabían, todo el día con la play en la mano y el Happy Meal en la boca.

Esas cosas las dice Cáritas, fíjese lo que le digo, por culpa de este Papa filocomunista, projudío y mongólico que nos han puesto los argentinos. Que cualquier día se nos hace maricón o negro o de Bildu, ya todo vale, con lo serio y normal que era Ratzinger, que hasta español parecía a veces.

Nuestro niños no están malnutridos, se ponga Cáritas como se ponga; lo que están es fibrosos de tanto imitar a Casillas o a David Villa o a cualquiera de nuestros vigorosos patriotas del balompié.

¡Viva Nuestra Señora María Santísima del Amor, medalla del oro al mérito policial!

Si ya lo decía Soraya Sáenz de Santamaría hace una semana, que «se ve en las calles que hay mucha más alegría que antes«. Lo que pasa, claro, es que los amargados no salen de casa y ahí, poco a poco, la mala leche se les va haciendo bola. Y al final, de tanto rumiar las miserias propias, se acaba sucumbiendo a la locura y, claro, se vota mal. Se vota a tontas y a locas, al primer friki melenudo que pasa o, peor, a ETA o a Terra Lliure.

Así es como un país se viene abajo, cuando la gente deja de confiar en sus prohombres y en sus promujeres, en las personas que lo han dado todo, hasta su honradez, por la nación.

Que tampoco nos preocupa, ¿eh?, las cosas como son. Los perroflautas tendrán Twitter, pero nosotros tenemos el Constitucional que, entre otras ventajas, carece de límite de caracteres.

Por España, lo que sea. Menos el domicilio fiscal.

17 comentarios

    • Hola!!! En primer lugar no soy muy monárquico… Pero vivo en Cataluña y por lo tanto estoy acostumbrado a adorar al mol onorable president de la republica nacionalsocialista catalana

  • La señora de la pala, para quien la desconozca, es Dña Yolanda Barcina, a la sazón presidenta de del gobierno de Navarra… ahí los tenéis, a todos juntos, recién llegados del 39… más o menos.

  • La cara del guardia civil dice que está pensando: esta gente no ha cogido una pala en su vida.
    Lo de la comparación Constitucional-Twitter, para nota. El Constitucional es el Twitter de la gente VIP. Allí escriben que si eres malo te darán con el libro en la cabeza.
    Una gran columna de pensamiento concentrado en forma de esperpento.

  • Durante la dictadura, algunas revistas se las tenian que ingeniar para sortear a los censores. Una historia bien conocida es la de la revista que, aprovechando que en Madrid habian aparecido unos agujeros en la calle, dibujo a unos politicos, policia y curas mirando el gran agujero, mientras en la portada ponian bien claramente, «SOCAVONES».

    Y me ha venido a la cabeza esa anecdota, y con mucha alegria titularia igualmente la foto del articulo. Que por cierto, me he reido un huevo, gracias por alegrarme estos 5 minutos.

  • No, si al final Biomanan va a tener que hacer un ERE. Menos mal, que con Podemos, se añadirá un nuevo artículo a La Constitución:

    Todo español, española o saltador de pértiga tendrá derecho a bufet libre, de 20.30 a 23.30 horas [bebidas no incluidas, salvo Fanta, Mirinda o agua pura de grifo Aquafina].

  • A mí esa foto siempre me ha dado dentera. Me pregunto a quién estarán enterrando, todos tan satisfechos.
    Y por cierto, que sepáis que si voté a tontas y a locas fue por culpa de la prórroga de la Champions, que me impidió dedicar esas horas a la reflexión.

  • Falta el maestro y el médico, a no ser que el de la derecha sea uno de ellos. Parece una foto de «Crónicas de un pueblo».

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