Como el periodismo está fatal, los medios tienen que buscarse las habichuelas con fórmulas más o menos creativas. Lo de regalar Pretty Woman los domingos ya no cuela, seguramente porque el español medio tiene tantas copias de Pretty Woman en casa que puede usarlas como posavasos.
La apuesta de este periódico ya la conocen: por unos eurillos, el suscriptor puede leer las noticias un pelín antes que el resto de los mortales. Otros medios optan por malvivir de la publicidad o por los muros de pago, que, como su nombre indica, son unas estructuras defensivas erigidas para protegerse del enemigo exterior.
También hay medios que, de pura desesperación, están llevando la profesión periodística un poco más allá. Son, digámoslo así, los nuevos pioneros.
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