La Roja o la revolución

Periodistas invitados por Iberdrola al mundial sin que Iberdrola pida nada a cambio, ¿vale?

Ya verás tú como la Roja no pase de octavos. Lo que no han conseguido Rato ni Gallardón igual lo logra Casillas: que España reviente por fin.

Esta vez, me temo, el golpe se sentirá en todos los estratos de nuestra sociedad. No se tratará de una cosa tan tonta como el cierre de una guardería o de un ambulatorio. No será un detalle menor como la financiación ilegal del partido del gobierno durante años o décadas.

Si los muy ricos y muy depilados integrantes de la selección española regresan a casa con cara de idiota y al Marca le da por titular FIN DE CICLO en arial black cuerpo 80, los pilares mismos de esta España constitucional empezarán a resquebrajarse. La ola de indignación arrastrará incluso a quienes nunca antes se habían indignado. Los de bandera bordada en el cuello del polo, ondas con gomina y los niños con Dolores, camino a la clase de esgrima.

El cabreo se propagaría como una infección por los despachos de mesas de roble y un Miró pequeñito regalo del rey. Allí, mientras se viola alegremente la ley antitabaco, se comentará que oye, vaya ridículo. Que a ver con qué cara se enfrentan ahora a los clientes internacionales, si ya ni del fútbol puede uno fardar.

Los directivos de las empresas del IBEX 35 crearán un grupo de Whatsapp, o reutilizarán el que crearon para tumbar a Zapatero. Emilio ha cambiado el asunto: Tumbar a Rajoy.

En la oficina de Marca España habrá un terremoto. A cambiar toda la cartelería. Se acabó eso de anunciarse por el mundo con el careto de una panda de perdedores. Para eso mejor ponen la foto de una paella, que, además, las gambas no cobran derechos.

Solo los nacionalistas periféricos y los inmigrantes más vejados sonreirán por la calle. Los contertulios hablarán de ambiente guerracivilista y Fundéu dirá que eso está mal dicho, cojones, que llevan cinco años con lo mismo.

La mecha prenderá, como siempre ocurre, en el lugar más inesperado. Esta vez será en el barrio de Salamanca. Un ejército de jubiladas con tintes de 200 euros y blusas de Chanel, tomará la tienda de Louis Vuitton al grito de ¡Sí se puede! Y ya sabes cómo son estas cosas. Otras jubiladas, por no ser menos, tomarán la tienda de Loewe, y la de Gucci, y la de Dior, y la de Hermes. Arderán las tarjetas como en la Francia revolucionaria ardían las iglesias.

La tercera noche de disturbios, los consejeros delegados de Telefónica, Iberdrola y Santander rodearán el congreso con banderas rojigualdas, algunas con pollo por ser las únicas que tenían en casa, exigiendo el inmediato restablecimiento de la furia española. España estará abocada a la guerra civil, con el agravante de tener que esperar año y medio para que te saquen una bala por la Seguridad Social.

Esperemos por tanto, que la Roja no vuelva a casa antes de tiempo. España, me temo, no podría soportar un golpe semejante.

4 comentarios

  • Igual ni llegan a Octavos, y vemos desde el próximo lunes por las calles a peperos con su AK-47 con incrustaciones de diamantes, souvenir del último viaje humanitario a Rhodesia o Guinea

  • Tengo que reconocerlo, sigues siendo feo de cojones, pero lo has bordado… y lo de la bandera con pollo, me lo quedo. Asi qué, bravo maestro!!!, venga, hazte el gesto de arquero, o un corazoncito con las manitas de manicura de 120 euros, o como mínimo un Hulk… así cuando no metas goles y tu regate esté mas supeditado a los corticoides que a tu giro axial rotular, podrás ir tirando vendiendo maquinillas de afeitar o el yesestenderdeloscojones.

  • Ya no es que nos valga con ganar al fútbol, es que al gente se contenta con que se ganara una vez. Con ese mundial nos da para aborregarnos 10-20 años…

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