Lectores contra periodistas y periodistas contra lectores

Decía el otro día Enric González que lo peor de periodismo son los lectores. Frase-titular donde las haya, con la que comulgo en buena medida. Primero, porque todo el mundo es lector, también los periodistas, así que nadie queda exento de la crítica. Y segundo, porque los comentarios de los lectores -que no son todos los lectores, evidentemente, pero sí sus más pertinaces representantes- se empeñan en demostrar que, por malo, soez y agresivo que sea el periódico, lo peor, más soez y más agresivo está siempre en los comentarios.No importa que el periódico sea de derechas, de izquierdas o de centro; en cuestión de comentarios, hay una regla que siempre se cumple: para toparse con una aportación enriquecedora, hay que soportar una decena de pérdidas de fe en el ser humano.Esta semana María Dolores de Cospedal y su camorrismo verbal han puesto a prueba la afirmación de Enric González. Tan pronto como la número dos del PP comparó, en grandes titulares, a los practicantes de escraches con los nazis, una horda de comentaristas se lanzó al barro del para facha tú, hija de tal. Oposición dialéctica de altos vuelos.Normal que algunos se desanimen. Le pasó hace unos días a Manuel Saco, que mandó al carajo su columna en eldiario.es después de que opinara lo que le vino en gana sobre Venezuela. A los pies de su texto, los lectores (sus lectores) le acusaron de difamador, demagogo y propagandista interesado. Saco debió de pensar algo como hasta aquí hemos llegado, compañeros, porque ni necesitó otra columna para despedirse. Lo hizo en los comentarios, como un lector más. Y se fue disparando: «Uno necesita el bálsamo de la prensa amiga, y mucho más si la financia con su esfuerzo, como un lugar refugio donde confirmar a diario sus ideas vitales, sin agresiones ideológicas. (…) Los lectores tenéis derecho a no correr el riesgo de sobresaltaros cada mañana, pensando que un francotirador os podría estar atacando con fuego amigo».Nacho Escolar, director del periódico, explicó luego que «la relación entre la gente que lee y la gente que comenta es muy baja. Rara vez supera el 2%.» Estoy convencido de que el dato que aporta Nacho es cierto, pero sospecho que eso no alivió el desánimo de Saco ni el de los lectores que, por culpa del matonismo táctil de unos pocos, perdieron a un estupendo columnista.¿Y cuál es la solución?, preguntará alguno. ¿Moderar los comentarios? ¡Censura! ¿Eliminarlos? ¡Más censura todavía!Los lectores «son sectarios, ignorantes y sensacionalistas», dice Enric González en la mencionada entrevista. «Tú tienes que venderles las noticias a ellos y ellos quieren que les des la razón. (…) Si el periodismo se hiciese en serio, habría que vender unos paquetes de cojones y la gente se los tendría que estudiar. Empezando por el sesgo ideológico. El lector tiene su ideología, hay cosas que ya no admite porque no encajan con su cosmovisión.»Cuando uno de esos gurús del 2.0 despliega sus gráficos circulares, siempre glorifica las cualidades democráticas del nuevo paradigma comunicativo. Por eso es un gurú. ¿Acaso no es maravilloso este modelo donde las redes crecen exponencialmente y, con ellas, el alcance del mensaje? Y claro que lo es. Sobre todo cuando te pagan por decirlo. Lo que olvidan decir los gurús del 2.0 es que buena parte de esos mensajes son basura. Que tener la posiblidad de decir no implica tener algo que decir.Enric, como siempre, lo resumió a la perfección. «Lo peor del periodismo son los lectores.»

59 comentarios

  • Yo más bien diría que «Lo peor del periodismo son los NO lectores» porque en la mayoría de los comentarios se ve que solo han leído el titular (que muchas veces no tiene nada que ver con la noticia)

  • Informáticos que se quejan de que su jefe no sabe diferenciar una grapadora de un datacenter, diseñadores que se quejan de que las tipografías de un cartel no son las adecuadas, investigadores poniendo el grito en el cielo porque su pescadera no sabe hacer 10€-4,57€ de cabeza. Y profesionales de escribir y opinar que se sorprenden al ver que mucha gente por la calle no tiene su misma pericia argumentativa.
    Todos esos, y muchos más… son casos que pasan. Y que tienen bastante o mucha razón. Nos convertimos en expertos en algo, nos rodeamos de gente que, más o menos, hace sus pinitos en ese tema (incluso nuestros familiares y amigos, que no se dedican a nuestra profesión, por influencia nuestra). Y un día salimos a una calle nueva y descubrimos que la gente en general no sabe lo que dice. Y nos llevamos un disgusto. Nuestra primera reacción es de ira, claro, pero ahora pienso que no es culpa de la gente que nadie le haya explicado ciertas cosas.
    Quiero pensar que de esto los periodistas y opinadores sabrán sacar la lección de que la sociedad necesita mejorar su formación en lógica, razonamiento, y debate. Igual que los científicos llevan ya un tiempo combatiendo el anumerismo. Igual que los escépticos llevan un tiempo combatiendo la superstición.
    Los lectores son lo peor. Pero siempre lo fueron. Simplemente, ahora esto ha dejado de ser invisible. Si esto hace que la gente con experiencia en la comunicación y el debate se animen a ayudar a cambiarlo, lo consideraré algo bueno.

    • Sí estoy muy de acuerdo. La sociedad tiene que mejorar mucho pero, no solamente en cuanto a formalizar las opiniones en los comentarios, sino también cívicamente.
      Educación, mucha educación para aprender a pensar por nosotros mismos. Como ha dicho José Luis Sampedro.
      Tal vez por ello en parte, estamos como estamos.

  • Informáticos que se quejan de que su jefe no sabe diferenciar una grapadora de un datacenter, diseñadores que se quejan de que las tipografías de un cartel no son las adecuadas, investigadores poniendo el grito en el cielo porque su pescadera no sabe hacer 10€-4,57€ de cabeza. Y profesionales de escribir y opinar que se sorprenden al ver que mucha gente por la calle no tiene su misma pericia argumentativa.
    Todos esos, y muchos más… son casos que pasan. Y que tienen bastante o mucha razón. Nos convertimos en expertos en algo, nos rodeamos de gente que, más o menos, hace sus pinitos en ese tema (incluso nuestros familiares y amigos, que no se dedican a nuestra profesión, por influencia nuestra). Y un día salimos a una calle nueva y descubrimos que la gente en general no sabe lo que dice. Y nos llevamos un disgusto. Nuestra primera reacción es de ira, claro, pero ahora pienso que no es culpa de la gente que nadie le haya explicado ciertas cosas.
    Quiero pensar que de esto los periodistas y opinadores sabrán sacar la lección de que la sociedad necesita mejorar su formación en lógica, razonamiento, y debate. Igual que los científicos llevan ya un tiempo combatiendo el anumerismo. Igual que los escépticos llevan un tiempo combatiendo la superstición.
    Los lectores son lo peor. Pero siempre lo fueron. Simplemente, ahora esto ha dejado de ser invisible. Si esto hace que la gente con experiencia en la comunicación y el debate se animen a ayudar a cambiarlo, lo consideraré algo bueno.

  • Así me gusta… Con espíritu de enmienda… Ya le voy a decir a tu mamá que hoy sí te deje merendar Nocilla… Después del desatino de las banderas de Boston que aún no entiendo como no te ha pasaportado a la Audiencia Nacional, tu artículo es un bello incentivo a la reflexión… Enhorabuena, tocayo…

  • Casi nunca suelo comentar, pero esta vez voy a hacer una excepción. Aunque entiendo el desánimo de Saco, creo que es víctima de un fuerte sesgo de percepción. Ignoro si Nacho Escolar maneja datos reales o es una estimación personal, pero creo que lo que afirma está mucho más cerca de la realidad. Los que comentan no representan a los que leen ni de lejos. Casi nadie que conozco que pueda decir algo relevante pone comentarios, y quienes suelen ponerlos son aquellos a quienes les gusta gritar su opinión, que además coinciden con los que gustan de clasificarlo todo para no tener que pensar (tú eres un facha, tú eres un rojo, tú eres un nazi…). Creo que lo más higiénico sería eliminar la posibilidad de poner comentarios. ¿Censura? En absoluto: el que quiera decir algo puede abrirse un blog gratis y escribir en él su opinión. Es lo bueno que tiene internet. Pero así los trolls nos ahorrarían a la mayoría tener que soportar sus rebuznos.

  • Esto es más bien un cincuenta/cincuenta. Hay mucho lector imbécil y mucho periodista imbécil.

  • Manolo Saco con su artículo consiguió una opinión extraordinariamente mayoritaria en su contra y al parecer su orgullo pretendidamente libertario no lo pudo soportar, es curioso que solo él pueda criticar y no permita de buen talante que nadie le rebase por las izquierdas o los “progresismos de saloon”. Aunque lo disfrazara de no querer molestar al personal marchándose del diario.es cosa que nadie le pidió, pero muchos agradecimos.
    El problema es que cada uno tiene su historia, Manolo Saco la suya y como llueve sobre mojado la gente se indignó ante tanto lugar común sin argumentos convincentes que a nuestro humilde parecer validaran su crítica y por cierto el solo hecho de recordar la censura como una posible solución en tu artículo, no me parece muy afortunado, ni mentar a la bicha, no seáis tan delicados por favor y dar gracias por tener un poco de escrache de los comentaristas, no confiar nunca en los aduladores es una norma creo yo de obligado cumplimiento, saludos cordiales.

  • Tengo la sensación de que los periodistas han dejado de escribir noticias para escribir solamente artículos de opinión. Es muy difícil demostrar tu talento si tienes que ser objetivo y riguroso y normalmente los lectores necesitamos leer lo que queremos leer. Es por eso que los artículos de los periodistas parezcan a veces un comentario más.

  • Los lectores somos lo peor… y lo mejor, somos lo que hay. La diferencia que veo en la versión 2.0, y con esto último quiero marcar diferencias con la versión papel, es el cambio del paradigma de la verticalidad -con censura de la línea editorial- con la verticalidad -igualadora y libre hasta en el insulto soez-. Pienso que una vez que se activan, libremente, las posibilidades de comentarios en los artículos hay que respetarlos en lo que son. Amigos, enemigos, curiosos y trolls con el mismo poder, y hay que estar dispuesto a bajarse a la calle, al ágora, al foro, para ganar la batalla, el respeto, no con títulos, sino con razón y desgaste. O suprimir los comentarios. Este es el juego ¿no?

  • Pues a mi me suena que has escrito este post como respuesta a lo que te ha ocurrido en tu post anterior, en cuyo caso significaría que no sabes recibir críticas.

  • Pero… ¿y qué porcentaje de lo que se publica -lo que publican los medios- es basura? Con esto quiero decir, ¿no será que el problema es que la mayoría de la gente es «sectaria, ignorante y sensacionalista»? Da igual si son lectores, periodistas, etc.
    Entre la inmensidad de artículos «sectarios, ignorantes y sensacionalistas» uno a veces encuentra uno realmente interesante, objetivo, con fuentes independientes, contrastado, etc. Y lo mismo con los comentarios: uno de cada cien aporta información o un punto de vista que enriquece al artículo que comenta.
    No a los gurús incondicionales del 2.0, pero tampoco a los tecnófobos del compra y calla.

  • Uyyy…vaya tema has sacado… Con tu permiso una estúpida ignorante y sectaria se va a atrever a expresar su opinión. Y lo hago porque soy una de las malvadas que se ha atrevido a rebatir el artículo de Manolo Saco sobre Venezuela. Claro que yo en mi ignorancia hice caso de sus palabras, y como decía que el derecho a la libertad de expresión estaba por encima de todos los demás derechos allá me lancé libremente a expresarme. Pero ocurrió que no, que le pareció mal que lo que defendía para Venezuela nos creyésemos que también iba con nosotros y acostumbrado a que siempre se le diesen los parabienes, como un niño pequeño dijo «así no juego» y hasta hoy.
    Efectivamente, como tu bien dices, escribió lo que le vino en gana sobre Venezuela, pero una cosa es opinar y otra falsear datos. Decir que por Decreto en Venezuela solamente existe una televisión como en la época del franquismo es falsear datos. El 80% de los medios de comunicación venezolanos están en manos privadas…y contrarias al chavismo. Lo demás por supuesto que es opinable. Me parece una indecencia que para él esté por encima esa libertad tan rarita que la derecha siempre airea sobre el derecho a comer, tener una vivienda, educación y sanidad… pero bueno, es su opinión y allá él con su conciencia.
    En vez de marcharse podría decir, lo siento, pero esta es mi opinión, y santas pascuas, no es de recibo que una persona hecha y derecha se agarre esos cabreos de niño pequeño.
    Conste que yo no entro en ese 2% que dice Ignacio que hacen comentarios, no suelo comentar nunca a no ser que el tema me subleve o que me guste tanto que tenga que felicitar. Desde septiembre que soy socia de el diario, he hecho 22 comentarios, por cierto dos de ellos relacionados también con el post del otro día tuyo (y que también me atreví a comentar) sobre Teresa Forcades, porque el Sr. Mediavilla también por dos veces se lanzó a atacar a los que están en contra de la vacuna del papiloma, Gaspar Llamazares y Teresa Forcades.
    Pues lo mismo que digo de Manolo Saco también te lo digo a ti. Una cosa es polemizar, tener una opinión determinada y otra faltar a la verdad. Teresa Forcades no es antivacunas para nada, solamente ha cuestionado la de la Gripe A y la del papiloma, vacunas ambas cuestionadas por la mitad de la población científica.
    Bueno, claro, todo ello dentro de mi sectarismo como lectora… En realidad ¿queréis que hagamos comentarios o no? Soy consciente que hay mucha gente que viene a insultar sin más… pero es de suponer que son un reflejo de como somos en general. Vosotros decidís si preferís hablar sin saber si alguien os escucha o por el contrario, a pesar de las burradas que se puedan decir, preferís tenernos en cuenta.

  • Uyyy…vaya tema has sacado… Con tu permiso una estúpida ignorante y sectaria se va a atrever a expresar su opinión. Y lo hago porque soy una de las malvadas que se ha atrevido a rebatir el artículo de Manolo Saco sobre Venezuela. Claro que yo en mi ignorancia hice caso de sus palabras, y como decía que el derecho a la libertad de expresión estaba por encima de todos los demás derechos allá me lancé libremente a expresarme. Pero ocurrió que no, que le pareció mal que lo que defendía para Venezuela nos creyésemos que también iba con nosotros y acostumbrado a que siempre se le diesen los parabienes, como un niño pequeño dijo «así no juego» y hasta hoy.
    Efectivamente, como tu bien dices, escribió lo que le vino en gana sobre Venezuela, pero una cosa es opinar y otra falsear datos. Decir que por Decreto en Venezuela solamente existe una televisión como en la época del franquismo es falsear datos. El 80% de los medios de comunicación venezolanos están en manos privadas…y contrarias al chavismo. Lo demás por supuesto que es opinable. Me parece una indecencia que para él esté por encima esa libertad tan rarita que la derecha siempre airea sobre el derecho a comer, tener una vivienda, educación y sanidad… pero bueno, es su opinión y allá él con su conciencia.
    En vez de marcharse podría decir, lo siento, pero esta es mi opinión, y santas pascuas, no es de recibo que una persona hecha y derecha se agarre esos cabreos de niño pequeño.
    Conste que yo no entro en ese 2% que dice Ignacio que hacen comentarios, no suelo comentar nunca a no ser que el tema me subleve o que me guste tanto que tenga que felicitar. Desde septiembre que soy socia de el diario, he hecho 22 comentarios, por cierto dos de ellos relacionados también con el post del otro día tuyo (y que también me atreví a comentar) sobre Teresa Forcades, porque el Sr. Mediavilla también por dos veces se lanzó a atacar a los que están en contra de la vacuna del papiloma, Gaspar Llamazares y Teresa Forcades.
    Pues lo mismo que digo de Manolo Saco también te lo digo a ti. Una cosa es polemizar, tener una opinión determinada y otra faltar a la verdad. Teresa Forcades no es antivacunas para nada, solamente ha cuestionado la de la Gripe A y la del papiloma, vacunas ambas cuestionadas por la mitad de la población científica.
    Bueno, claro, todo ello dentro de mi sectarismo como lectora… En realidad ¿queréis que hagamos comentarios o no? Soy consciente que hay mucha gente que viene a insultar sin más… pero es de suponer que son un reflejo de como somos en general. Vosotros decidís si preferís hablar sin saber si alguien os escucha o por el contrario, a pesar de las burradas que se puedan decir, preferís tenernos en cuenta.

  • No puedo estar más en contra de esa opinión. Como siempre lo que pasa es que los que tienen las opiniones más exaltadas son los predispuestos a comentar. Con los periodistas demasiadas veces se ve esa tendencia de que la culpa no es nunca de ellos, el que comenta, Internet, el intrusismo, la crisis…

  • Y tu blog es un buen ejemplo de ello, porque cada uno deja cada comentario.

    Como se notan los pocos comentarios cuando escribes algo que no incluye a ETA, al PP, a la iglesia o a disminuidos psíquicos… ¿o será porque has quitado los comentarios anónimos? El anonimato es la mejor arma de los trolls vagos.

  • Es decir que un periodista puede publicar lo que le salga de las pelotas, pero cuando los lectores hacen lo mismo sobre su articulo ejercen matonismo…que cojones tienes, santa claus.

    En cualquier caso, viendo el ínfimo nivel periodístico que se muestra en la inmensa mayoría de artículos publicados en este país, siempre intentando «informar» desde la ideología (Normalmente desde la que paga la publicidad que mantiene vivo el medio de comunicación), hacer una entrada como esta quejándose del nivel de los lectores es cuanto menos risible.

    Si los profesionales de esto en lugar de escribir vomitan, que se puede esperar de los que tan solo somos aficionados? Ojala los periodistas volvieran a hacer de periodistas y se ganaran de nuevo la confianza de los usuarios de los medios de comunicación. Y con ello que esos periodistas empezasen a ayudar a, poco a poco, hacer lectores más informados y menos cabreados.

    Has perdido un matón.

  • Joder, Jose, sí que te ha escocido que criticáramos que tu post de las banderas no tenía ni puta gracia ni ningún sentido.

    Y fíjate que casualidad que ahora no se puede comentar como anónimo.

    Me decepcionas profundamente.

  • Y después de una crítica constructiva, una retahíla de comentarios ultrarrefinados y exquisitamente recatados en una loa a su indignado autor. Y Es Que La Humanidad es Así De Triste: hipócrita, aduladora… Y Todo Por Demostrar que Uno Es De La altura Intelectual De Los Que en El Artículo Dan Respuestas Razonables Y Verosímiles. Señor autor, Ruego Perdone Esta Danza De Mayúsculas Y Minúsculas pero Le Escribo desde Un Móvil. Mi Respuesta A Su Artículo Es Que, Sí, Existen Impresentables en Internet, Descerebrados Con ordenador Que No Fueron Al Instituto Y Que, Si Lo Hicieron, Fue Para Ligar. Sin Embargo La Gente Está Muy Enfadada Y Siendo Francos Tienen Muchas Razones Para Estarlo, Comenzando Por Este Artículo. la Información Es Un bien, De Incalculable Valor Hoy Día. Ello Convierte A Quien Lo Lee En sU Cliente. Y El Cliente Tiene Siempre Razón. Exponiendo Su Opinión debe Asumir A Qué Se Enfrenta.

  • Y después de una crítica constructiva, una retahíla de comentarios ultrarrefinados y exquisitamente recatados en una loa a su indignado autor. Y Es Que La Humanidad es Así De Triste: hipócrita, aduladora… Y Todo Por Demostrar que Uno Es De La altura Intelectual De Los Que en El Artículo Dan Respuestas Razonables Y Verosímiles. Señor autor, Ruego Perdone Esta Danza De Mayúsculas Y Minúsculas pero Le Escribo desde Un Móvil. Mi Respuesta A Su Artículo Es Que, Sí, Existen Impresentables en Internet, Descerebrados Con ordenador Que No Fueron Al Instituto Y Que, Si Lo Hicieron, Fue Para Ligar. Sin Embargo La Gente Está Muy Enfadada Y Siendo Francos Tienen Muchas Razones Para Estarlo, Comenzando Por Este Artículo. la Información Es Un bien, De Incalculable Valor Hoy Día. Ello Convierte A Quien Lo Lee En sU Cliente. Y El Cliente Tiene Siempre Razón. Exponiendo Su Opinión debe Asumir A Qué Se Enfrenta.

  • No estoy de acuerdo y espero que lo leas, me cites y te retractes… (toma ya)

    Y te lo explico, el periodismo es una profesión que ha de regularse en base a sus premisas propias, ¿que es periodismo? y contestando a esa pregunta actar en consecuencia, como cualquier otra profesión… una de las cosas que me hacen gracia es el periodismo de opinión, una demagogia que está mas cerca de la ciencia ficción que del periodismo objetivo y sin calificativos que todos deseamos, datos, investigación y trabajo es lo que se necesita y no que un tipo te cuente su opinión basada en 4 libros que se ha leído pero que no saca una objetiva verdad…

    Para que quede claro, una buena comparación es comparar cualquier trabajo a una ingeniería, un ingeniero no te va a hacer una construcción al gusto, bueno lo hará al gusto pero tiene sus límites unos límites por los que no puede pasar si no la estructura cae y se mete en un problema ético, moral y profesional… y recibe presiones y quejas y mil cosas de sus clientes en ocasiones dejan de contratarlo por no pasar por el aro…. bueno pues un periodista debería de ser lo mismo y vivir en consecuencia con su profesión, no pasando por ciertos limites cuyos lectores pueden o no estar de acuerdo…

    El periodismo está destruido desde el mismo momento en que el periodismo se alejó del trabajo real y de la investigación y se acerco a la opinión, por que claro y por ponerte un ejemplo, es trabajoso y bastante duro hacer un buen trabajo de periodismo, además de que cuesta dinero, ir a venezuela, hablar con los implicados, investigar las leyes, meterte sociológicamente en el problema y clarificar la verdad de todas las partes…. un poco y aunque se podría hacer mejor lo que hace Jordi Evole, solo que este chico lo hace un tanto superficial, pero mucho más en profundidad que todos los demás.

    Es mucho más cómodo leerte cuatro cosas, tener buena labia a la hora de escribir y lo que supone un trabajo de una semana hacerlo en media horita pues no te compensa trabajar realmente y te dedicas a disimular, que es lo que hace la mayoría de la población en sus respectivos trabajos…

    La pena es que la democracia sin periodistas es muy jodida de alcanzar, y así vamos unos por otros tenemos la casa hecha una mierda por que nadie trabaja en su trabajo por disfrute si no por mantener o adquirir segundas cosas que nada tienen que ver cin su trabajo.

  • Esto de enfrentarse al hecho de que la gente es imbécil (que es de lo que, en resumidas cuentas, va el post) le pasó hace pocos días a un tal Pérez con unas banderas, una explosión y no sé qué más…

  • No estoy de acuerdo, el artículo es simplista. Parte de una frase ingeniosa de E. González, ingeniosa pero falsa, como casi todas las frases ingeniosas, que hace una atribución sin pruebas de un prejuicio. Es cierto que los comentarios a noticias y artículos suelen ser delirantes en muchos casos, pero ya hay edad para diferenciar a quien opina desde la honestidad del que trollea. Y usa el peor ejemplo que conozco para defender la postura de «los lectores son muy malos», el caso de Saco en eldiario.es. Saco escribe un artículo tras la muerte de Chávez repitiendo todo el tópico de la prensa «progre» sobre Chávez. Pues bien, eldiario.es se mantiene por suscripciones de socios(rojillos en su gran mayoría, yo mismo), y son estos los que llenan los comentarios de críticas al artículo de Saco diciendo mayormente que para ese tipo de artículos ya están El País y El Mundo. No se le insulta, sino que se le rebate el contenido y la oportunidad. No sólo comentarios de lectores, sino de lectores que pagan, por eso me parece un ejemplo mal traído, no son los comentaristas habituales, son socios. Al comentario 150, Saco se rebota y dice que no escribe más en eldiario.es y Escolar cierra los comentarios al artículo (muy mal hecho). En esta historia, los que desbarran son los periodistas implicados, no los lectores

  • Hay comentaristas habituales de cuya opinión me fio más que de la «noticia» en cuestión. Soy licenciado universitario, aunque no en periodismo. Juzgue usted en que categoría debo estar y sí es conveniente o no que de mi opinión cuando me parezca oportuno.

  • Vaya! Ahora la culpa la tenemos los lectores…supongo que te referirás a los que comentan en estos rings dialécticos.

    Muchos no comentamos en blogs precisamente por los comentarios que son casi todos dañinos para la vista, a lo mejor hay alguno que merece la pena ser leído, pero creo que echar la culpa a los lectores de que no solemos escribir comentarios es bastante desafortunado e injusto. Muchos leemos, pero no comentamos a menos que merezca la pena como en esta ocasión.

    Por ahí arriba han dicho grandes verdades entre las que destaco que los periodistas ya no hacéis de periodistas sino de opinólogos y de mamporreros. Es algo que vengo viendo desde hace mucho desde que la Web 2.0 (que a mi nunca me ha gustado mucho, la verdad) está creando superstars y gurus que se repiten una y otra vez diciéndo lo mismo pero con diferente collar sea de un lado o de otro: izquierda o derecha, progue o estomago agradecido de la derechona.

    Limitaros a hacer de periodistas, de informar y/o a los sumo de opinar, moderadamente y, por favor, aportando soluciones, basta ya de tanta queja y de tanto quejarse por todo.

    De todos modos, y para acabar, creo que es necesaria esa reflexión que os hacéis, el periodismo en este país, es verdaderamente inaceptable (siendo muy suave).

  • Partiendo de la base de que cada cual en su blog hace lo que le da la gana, incluso dejar de escribirlo, me sorprende que una persona que expone su opinión al público y da la posibilidad de responder de manera mas o menos anónima tenga la piel tan fina. Iba a decir que parece nuevo en internet pero el hecho de que la mayoría de gente que mas rápido y mas alto habla es la que menos tiene que decir puede extrapolarse a cualquier foro público. Entiendo que expresar unos argumentos que el cree correctos y razonados para encontrarse con una sarta de descalificaciones es molesto pero es el precio que hay que pagar por conceder la palabra a quien quiera hacer uso de ella. No se puede montar un karaoke y pretender que todo el mundo que coja el micrófono cante bien y a ser posible las canciones que nos gustan.
    Y repito que me sorprende que un columnista no sepa relativizar la importancia de los comentarios, no porque coincidan o no con su opinión, sino porque tengan el nivel intelectual de escribir «tonto el que lo lea» en la pizarra de clase

  • De acuerdo en esencia con el escrito, hay de todo suelto por la red, pero este artículo huele a forma de autojustificarse moralmente por la cagada del artículo anterior.

    Antes que reconocer el fallo, atacar a los que te critican. Así no José, así no.

  • Ya no existen periodistas, ahora son «poetas de la información». Todo lleno de florida metáfora, oxímoron y literatura. De donde viene la información, la explicación didáctica o la mesura a la hora de analizarla suele ser irrelevante.

  • Que hay un problema con la calidad de los comentarios está claro. Pero los comentarios son imprescindibles. A riesgo de parecer un aprendiz de «gurú», cerrar los comentarios es volver a la unidireccionalidad y renunciar al valor que pueden aportar los usuarios al contenido que generamos. El usuario es un agente más en el proceso de creación de valor con el que hay que contar y al que hay que potenciar.

    Lo que pasa es que no se hace de forma creativa. Los comentarios de los grandes periódicos, como El País, parecen diseñados para obstaculizar un debate de calidad. No permiten usar etiquetas html, ni hacer citas en condiciones, ni poner un enlace, tienen limitación de caracteres, se ven mal… Para que un sistema de comentarios funcione tienes que hacer tres cosas:
    a) Tiene que ser técnicamente bueno. Pon un foro detrás, para que se pueda debatir en pantalla completa y en condiciones, y empotra sólo 10 o 20 comentarios en formato reducido bajo la noticia. Ya lo tienes.
    b) Tiene que haber interacción con la redacción. No siempre, pero sobretodo en temas técnicos o de opinión es bueno que el articulista o la redacción entre en la conversación. La gente tiene que sentir que los comentarios importan. Y la redacción debe entrar para enriquecer la conversación y llevarla donde la queremos, lejos del griterío actual.
    c) Tienes que moderar los comentarios. Un sistema de automoderación basado en el karma como el que tiene menéame es una buena idea. Pero no basta, porque a veces, como en el caso que nos ocupa, puede haber una mayoría en la comunidad que sepulte los mensajes discrepantes. Tiene que existir la opción de seleccionar unos «editor’s picks» que destaquen esos mensajes por encima del bien y del mal kármico, que se vean antes que los otros bajo la noticia, etc. ¿Que se puede utilizar para editorializar? Claro, y los medios más sectarios lo harán. Pero la idea es hacerlo bien, usando con mesura esta opción para elevar la calidad del debate.

    En realidad, todo debe estar pensado para elevar la calidad del debate. El otro día jugaba con la idea de que un miembro de la redacción ejerciera de «Detector de falacias», revisando los comentarios y señalando aleatoriamente y sin entrar en el fondo de la cuestión algunas de las falacias discursivas que fueran surgiendo. Una buena forma de educar a los comentaristas con sentido del humor y de fijar el tono del debate.

    Evidentemente todo esto requiere derivar recursos a tareas que son más de gestión de una comunidad que de periodismo tradicional. Pero si quieres tener un debate de calidad en tu medio, si quieres que sea el medio de los más informados, de los mejores debates y de la influencia, es ineludible. Y el público español lo espera y lo necesita urgentemente.

    Con lo que hay ahora es normal que los resultados sean desastrosos. Como han dicho en Politikon esta semana: «si pagas en cacahuetes, sólo vendrán monos».

  • Y ya que estoy y me he quedado a gusto con el tocho voy a comentar otra cosa. La peor praxis en lo que a interacción con los usuarios se refiere la vemos en este país en las tertulias televisivas. Es simplemente ridículo.

    Vamos a coger por ejemplo «La noche en 24 horas», un programa pasable antes de la llegada de Somoano a TVE. Si yo estuviera en disposición de hacer lo que quisiera con ese programa haría tres cosas para elevar el nivel de las tertulias y dos para mejorar el input de los espectadores:

    a) El contrato ofrecido a los tertulianos incluiría la obligación de enlazar o citar la fuente de los datos usados durante la tertulia que la redacción considere relevantes. Por ejemplo, si en un debate sobre el juicio de los EREs un tertuliano dice que el fraude llega a los 1.000 millones de euros, que nos diga cómo lo sabe.
    b) Si durante la tertulia existen divergencias sobre temas fácticos (quién autorizó qué, o cuánto costó qué, etc.), se aclararán en la web del programa.
    c) Los tertulianos deberán participar activamente en la web del programa (o en la plataforma que sea) explicando más detalladamente su postura e interactuando con los usuarios.
    a’) Los espectadores podrían hacer sus aportaciones en una plataforma similar a la que describí en mi mensaje anterior. Para evitar fragmentar el debate en exceso los medios de un mismo grupo deberían compartir plataforma. Por ejemplo, si yo fuera Prisa en el 2008, las aportaciones que hicieran los usuarios (y tertulianos y miembros de la redacción) sobre una misma noticia estarían en el mismo sitio, independientemente de que vengan de El País, de la SER o de CNN+.
    b’) Se revisarán las aportaciones más interesantes de los usuarios (no siempre, tienen que ser relevantes y eso a veces depende del contexto informativo del día).

    Claro, esto implica tratar en mayor profundidad menos temas que ahora. Y evidentemente no se puede hacer con gente como Paco Marhuenda, al que no le puedes pedir ni que cite las fuentes de todos sus datos, ni que escriba un mísero post sobre los temas del día, ni que se pase de vez en cuando a responder a los usuarios. Esto lo tiene que hacer gente más capaz.

    La buena noticia es que gente así sobra en España. Me sorprende, por ejemplo, que ningún medio, ninguna tertulia radiofónica o televisiva haya descubierto aún a esos maquinones que hacen Politikon y se las han arreglado para hacer la mejor tertulia del país a coste cero. Citando las fuentes en su blog. Colgando grafiquitos muy explicativos en su blog. Explicando los temas en profundidad e interactuando con los usuarios en su blog… y todo mientras trabajan de otra cosa.

    Hasta aquí la paja mental. ¿Cuál es la sórdida realidad de la Noche en 24 horas? Pues que la interacción con los usuarios se limita a que de vez en cuando ponen música como tecnológica y un tipo lee los comentarios que ha dejado la gente en Facebook y Twitter (WTF!).

    Así que nada, otra vez cacahuetes.

  • El error, desde mi punto de vista, está en el primer párrafo, donde se dice que todo periodista es hoy en día también lector y se frena el razonamiento ahí, no se vaya a ir más lejos. El autor se lo cree y se queda satisfecho, sin darse cuenta de que lo que se presenta como un hecho nuevo o devenir no es más que el modelo pasado, caduco, que está muriendo: los comentaristas de noticias y opiniones a los que se hace referencia, con su actitud, reproducen el esquema pasado de «el cliente siempre tiene la razón» de antaño. Es un quiero que me escriban, yo consumo (que ya no es o que va a dejar de serlo -como el hecho de que el que escribe es también lector, el lector es YA también escritor).

    La calidad democrática (a la que hace referencia el último párrafo) reside en eso, no en el poderse acercar al altar, de forma unidireccional, a susurrar soeces o alabar a un Dios. El análisis va en la dirección equivocada, desde mi punto de vista es sólo ruído y mas que ruído es un eco de palabras/esquemas antiguos que en dicho artículo se presentan como lo más nuevo. La dirección es la opuesta.

  • No hay ni lector ni periodista malo, sino gente que no entiende como funcionan las redes sociales.

    La moderación de los posts es obligatoria y creer que es censura al eliminar un post que pone «gilipollas!» es no saber los limites entre la libertad de expresión y la agresión verbal.

    Lo siento, pero, que fácil es criticar en Internet, que fácil es exponer tus ideas, que fácil es tener un blog. No señores, todo tiene un coste, y si pensamos que poniendo un articulo hemos terminado el trabajo es que no hemos entendido que es la web 2.0.

    La web 2.0 es BIDIRECCIONAL (con lo que eso implica). Si no lo asumís, pues volved a la edición empresa y dejad de escribir en blogs.

    Y ojo, no digo que tengais que aceptar todos los insultos, nada más lejos de la realidad, sinó que cuando se pone algo en Internet, tienes que asumir que contestarán y por lo tanto, parte del esfuerzo de poner algo en Internet es controlar y moderar las reacciones.

  • Nunca haría un comentario desagradable, porque no creo que se consiga nada con ello, pero es que cada vez dudo más de los periodistas, de su formación y de su capacidad de razonamiento. Quedan pocos periodistas buenos, aunque cuando lees a uno de ellos, no puedes evitar sonreír y pensar que todavía hay esperanza.

  • Estoy ahora mismo llorando a lágrima tendida por los periodistas cuyaos lectores critican (u opinan sobre) sus artículos desde la ideología, la envidia o quien sabe, incluso quizás desde un mayor conocimeinto que ellos en el asunto del que hablan. Pobrecitos los periodistas y su sufrimiento, encima tienen que soportar que los lectores se sientan ofendidos y este nuevo medio de comunicación les de la oportunidad de escribirles cualquier cosa y de cualquier manera… Sin duda esta pena supera cualquier otra que haya sentido antes, me voya al cuarto de baño a seguir llorando por ser lo peor y haber puesto ahor amismo un comentario tan malo… dios que mundo tan horrible!!!!!

  • No sé si es que ya de tanta ironía, he dejado de captarla o es que no hay…¿Estas de acuerdo con lo que decía en el artículo sobre la situación post-mortem de Chavez?

  • La calidad de un blog, desde hace ya un tiempo para acá se mide ya no tanto por la calidad de los post, sino de los comentarios. Para lograr esto, como bien te podría explicar E. Dans, solo hay dos caminos; o moderar los comentarios o lo que has hecho, «impedir el anonimato».

    O eso, o aceptar la condición humana.

  • Como tu mismo has dicho, hay mucha broza entre los comentarios de los usuarios y muchas veces solo son la indignación expresada con mas o menos indignación.

    Pero hay una cosa fundamental, y es que hay una voz diferente. Cualquiera puede comentar, anotar, rebatir la noticia, corregirla… Los medios de comunicación tienen sus sesgos ideológicos, pero para eso están los comentarios, para contrarrestarlos y poner cualquier idea, meditación o debate que incite a pensar diferente y contrastar, máxime cuando en el periodismo ya no existen profesionales independientes y son todos comerciales de la ideología que interesa al patrón de turno.

  • No solía estas de acuerdo con casi nada de lo que escribía el ya fallecido columnista Javier Ortiz, pero este post que escribió en su blog allá por 2008, cuando empezó a colaborar en Público, me parece bastante acertado:

    Correspondencia

    En tiempos, los periódicos y revistas solían meter una advertencia formularia que venía a decir, con unas u otras palabras: “No mantenemos correspondencia sobre originales no solicitados”. Yo no tengo ninguna norma fija con respecto a las misivas que me mandan los amigos que tienen mi dirección electrónica personal (a menudo me escriben para contarme algo que no requiere respuesta), pero sí me fijé una regla para los comentarios que escriben a Público algunos lectores de ese diario: no es que no los responda; es que ni siquiera los leo.

    Tengo dos razones para ello.

    La primera es sencilla: prefiero dedicar mi existencia a otros menesteres. Hace ya tiempo, un menda logró sacarme una carcajada cuando me escribió: “Póngame en contacto con su secretaria para…” (lo que fuera; no recuerdo qué). ¡Mi secretaria! Desde que en 2000 me di de baja como subdirector de El Mundo, mi secretaria soy yo. Soy mi patrón, mi Redacción y mis oficinas, todo en una sola pieza ambulante. Si pretendiera responder a “los originales no solicitados” que me llegan todos los días, festivos incluidos, tendría que dedicar media jornada a la tarea. No es plan.

    La segunda razón es que, por lo que vi al principio y me suelen confirmar quienes sí echan una ojeada a los mensajes enviados a Público por algunos lectores, muy buena parte de ellos proceden de comentaristas que cabría calificar de profesionales. Son casi siempre los mismos, que no sólo escriben todos los días, sino incluso varias veces al día. Se ve que tienen mucho tiempo libre y pocas ocupaciones alternativas. “Serán funcionarios”, digo yo de coña, para enfado de mis amigos funcionarios. No tengo nada en contra de que haya gente que se entretenga así, pero sí de que trate de entretenerme así.

    “¿No te importa la opinión de los lectores?”, me preguntó hace días una amiga. Y le respondí: “Claro que me importa. Pero me importa la opinión del conjunto; no la de diez o doce, que ignoro en qué medida son representativos, si es que lo son de algo”.

    Se afirma sin parar que Internet ofrece unas inmensas posibilidades de comunicación, y es verdad. Pero no estoy de acuerdo con que eso sea obligatoriamente positivo. Depende de con quién te comunique y de las ganas que tengas de comunicarte. Me recuerda a aquella cosa que algunos supuestos graciosos escribían hace años en las puertas de los WC públicos: “Masturbarse está muy bien, pero follando se conoce gente”. Siempre tuve ganas de escribir debajo: “¿Y quién te ha dicho que con eso sales ganando?”

  • A la larga cada cual recibe los comentarios que se merece. El problema es que es muy fácil comentar un post, entonces el que comenta tampoco se toma mucho trabajo pensando qué poner. Es como dicen ahí arriba en otro comentario. El que pensó y armó algo lo publica en su propio blog. Por eso es bueno cuando en un post van apareciendo los trackbacks de los «lectores» que lo linkean.

    • Tienes razón. Si por poner un comentario cobrasen 0,89 céntimos de euro. Nadie diría nada. Y lo que es mas importante, el autor, tendría siempre la razón. A 0,89 céntimos de euro por artículo, mas IVA, claro.

  • […] una de las peores cosas del periodismo son los lectores, y coincidía José A. Pérez que “tener la posiblidad de decir no implica tener algo que decir“. Duele cuando uno lee críticas sangrantes a algo que ha escrito, duele cuando tienen razón […]

  • […] una de las peores cosas del periodismo son los lectores, y coincidía José A. Pérez que “tener la posiblidad de decir no implica tener algo que decir“. Duele cuando uno lee críticas sangrantes a algo que ha escrito, duele cuando tienen razón […]

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